Hoy, antes de ir a la chamba, me dirigía alegremente a la ducha mientras recordaba la última adquisición, un delicioso caballero de cabello ondulado y negrísimo... pero eso va para otro día.
Entonces recordé algo que él me había dicho, algo que me habían dicho otros, y era sobre mis tetas. Ok, si, me han dicho que les gusta, pero lo que más me llamó la atención fué lo que me dijo Gabriel, sí, el caballero sin caballo: "Me gustan tus pezones."
Pensaba, mientras me bañaba, las veces que me habían dicho eso: Willy, Perverso, Giovanni, un par de patas más y ahora Gabriel.... y si lo decía Gabriel, entonces era cierto, algo tendrían de especial mis tetas, y sobretodo, los pezones.
Recordaba la forma como Giovanni se había quedado prendido de ellas, y cuando llegué a casa, tenía unas enormes marcas de chupetones en las dos tetas, claro que me cague de risa cuando las ví, pero menos mal nadie las vió ponerse verdes, moradas, azules y de todos los colores. Ahí no me dió risa.
¿Qué tanta vaina con los pezones?
¿Qué tenían de especial?
¿Qué afán con ellas... o mejor dicho, ellos?
Giova me dijo que le gustaban porque eran redonditas, Willy por lo duritas, Perverso, bueno, a ese pendejo ¿qué chucha no le gusta?
Y Gabriel, el caballero que necesitaba, me dijo que eran dulces, suaves, duritas, redonditas, mordibles y apetecibles y me derretí.
Sorry, pero hace tiempo que no tenía esa mezcla de cursilerías y cochinaditas que me encantan.