miércoles, 4 de enero de 2006

Anónimo

Veo que el blog se ha convertido en una especie de diálogo entre los mortales. En fin. Yo acabo de regresar de la playa con una maravillosa recarga de energía y no pienso dar muchos detalles al respecto de mi super orgasmo navideño pero sí del de año nuevo.
Luego de comer como cerdos y embriagarnos como vikingos, los chicos y las chicas decidimos ir a descansar, claro, los que ya no estaban tirados en las dormilonas en estado de coma.
Yo había estado tirandole lente a un tipo que andaba por ahí, amigo del amigo de otro amigo, osea... nadita mío. Casualmente me había topado con él en una de esas idas y venidas a la cocina por más vino.
Bueno, las pocas parejas se habían adueñado de los cuartos y sólo quedaba una habitación que no tenía mucho de comodidad ni de privacidad. El estaba ahí, lúcido al igual que yo, así que nada de "lo hice de borracha" al contrario. Conversabamos sobre huevada y media y de pronto terminamos hablando de pornografia, tema que modestamente conosco. Me preguntó porque me gustaba tal o cual, y ya hacía frío. Pasamos a la habitación incómoda sin ningún roche y nos sentamos a brindar una vez más: "por el gusto de saber que una chica sabe más que yo" me maté de la risa... y le dije que quizás no era del todo cierto, y que le daba el chance de desmentirlo. Dicho esto empezó todo.
Logró convencerme de no hacerle nada a él. El lo hizo todo. Cogió, lamió, mordió, y lo hizo con maestría.
Sinceramente, nada me gusta más que estar toda tirada -o parada, o de ladito, o como sea- y tener a un hombre que sabe hacer las cosas. Diganme floja, diganme pasiva, diganme aburrida; pero me gustan los tipos que hacen todo y no se desesperan porque una sea una vampiresa o tigresa en la cama.
Debo admitirlo... estas fiestas las he pasado super.
¿Porqué será que los mejores... son los que nunca volveré a ver? Ahora que me doy cuenta... no recuerdo su nombre, creo que ni siquiera me lo dijo. Bah! que importa ahora!

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