domingo, 14 de octubre de 2007

Sin querer queriendo

Y después de tanta huevada, de hacerla larga y de hacerme la cojuda para no verlo porque ya sabía que iba a ceder, nos vimos.
El Perverso y yo habíamos quedado en tomarnos un café el viernes pasado. No pensé que tuviera ánimo de salir, de hecho, hacía tanto frío que solo quería meterme a la cama luego del baño que me dí. Quedamos a las 10:30 pm en Risso, y como no había almorzado, fijó como punto de encuentro El Burrito y ya me hacía la idea de comer rico pollito. Llegué 5 minutos antes y estaba vestida, de una manera en la que jamás él me había visto vestida. Llevaba jeans, una blusa negra, un abrigo guinda precioso y nuevo, que estaba estrenando, y una bufanda crema.
Ahora que lo escribo, puede parecer huachafo pero sí que se me veía bien, y mi mamá me había dicho al salir lo bien que se me veía. "Es una cena con las chicas" le dije y salí.
Estuve ahí, viendo a la gente ir y venir y el muy gran hijo de puta no llegaba. Considerando que odio la impuntualidad, estaba a punto de subir al carro de regreso, cuando me llamó al celu.
- ¿Dónde estás?

- En la esquina del Burrito, ¿tú?
- En clase (eso fue lo que yo escuché, aunque ahora que lo pienso creo que me dijo "en casa")

- Bueno, a qué hora llegas?

- En 10 minutos.

- Ok, apúrate, voy a estar dando vueltas.

- Listo.
Yo no había ido pensando en tirar. Las conversaciones en el último mes y algo más, se habían tornado tan cortadas y secas que, solo íbamos a tomarnos un café y punto, como para vernos las caras (claro, esto era todo tácito) pero creo que cuento esto por las puras porque a los queridos arriolas de mi blog, les importa un pito el lado emocional-afectivo.

Llegó a las 11, fuímos a comer a La Carcochita, conversamos bastante, demasiado, temas que jamás habíamos tocado, hablamos como dos viejos amigos, y no solo comentó lo bien que se me veía con el abrigo, o lo seria que estaba, o si el corte de cabello me quedaba bien, sino que además se mostró como sorprendido por mi actitud.
Hasta me preguntó si iba a trabajar con la ropa que tenía puesta en ese momento, a lo cual le dije que sí, jajaja, y yo que iba de estreno.
¡La cagada!

Luego de una hora y algo más, nos fuímos para el centro a un bar a tomar un vino. El bar estaba bueno, me dijo que eran de los que a él le gustan, luego entendí porqué. La música era buena, y pasaron su canción favorita.
Tomamos vino, él fumaba como loco y yo estaba sentada en un lugar donde podía ver a todo el mundo entrar-salir-bailar, y nada, seguíamos hablando de los amigos en común, de los planes, él me hablaba y yo le seguía la conversa, no sé si estuve hasta aburrida.
De pronto, comenzó a comentarme que había estado leyendo sobre el punto G masculino del cual tanto yo le había contado cuando en aquellos días buscaba convencerlo de la estimulación anal y del strap-on. Pensaba mientras me hablaba "¿se quiere convencer de algo?" y de pronto, en medio de nuestra conversa tan profesional, me preguntó si hacíamos algo luego del vino o tomábamos otro.
Bueno, yo quería más, estaba tan estresada por cosas de la chamba, que me merecía una buena borrachera pero le dije que mejor ahí nomás porque demasiado cigarro suyo también me estaba mareando.
Entonces él mismo lo propuso: "Al caserito" jaja.. y sí, ahí nos íbamos, pagó y salimos del bar cuando escucho que alguien dice su nombre y casi muero, ¡ampay!
- ¡Habla Perverso! (Claro, lo llamaron por su nombre real)
Yo ya me hallaba pillada porque había aprovechado un viajecito de Willy para salir con el otro, y por ahí quien sabe si quien estaba pasando la voz me vería con Willy. Felizmente no era ningún amigo en común, solo del Perverso. El pata quería ir a bailar -y yo también- pero Perverso dijo que ya nos estabamos quitando... así era pues.
Una vez en el taxi, como siempre me dijo "Ven aquí" y me abrazó y debo admitir que son esos abrazos los que me destruyen y si pues, me sentí otra vez como antes, cagada, jaja, cagada por él, por la idea de tirar con él, de bueno, tirar y todo lo que eso involucraba.
Nos besamos en el taxi como locos, yo quería tocarlo por debajo de la ropa pero me dió roche por el taxista que no había apagado la luz del taxi, y solo nos besamos y acariciaba su mano jalandole de rato en rato los vellos del brazo y mordiendole el dedo.
Llegamos al telo, me acerqué y le limpié los labios con mi dedo, y él se asustó y retrocedió a lo cual dije "Te queda demasiado lindo mi labial" y la chica de recepción se mató de la risa, y él solo sonrió. Subimos al cuarto.
Yo que había tenido bien claro que solo iba a tomarme un café con él, estaba ahora apunto de tirar con él.
Me había puesto un body blanco, con un diseño curioso. El lo vió y me dijo que le gustaba muchísimo pero que lamentablemente tenía que sacarmelo porque quería chuparme las tetas. Le dije que él mismo saque los tirantes, y él muy animal lo rompió. Aprendí la lección -nunca le digas a un hombre arriola que te saque la ropa más fina- y le explique como es que tenía unos broches por abajo ante lo cual se quedó sorprendido jajaja.
Así que me quedé con el body puesto, solo con las tetas al aire y la chuchita expuesta. Lo oí exclamar cuando me vió bien afeitadita y se acercó para hacerme sexo oral.... me quedé sorprendida que lo hiciera porque no es algo que pareciera gustarle. Tampoco duró mucho rato haciéndolo, y me preguntó si podíamos hacerlo sin condón. Nuevamente me quedé sorprendida. El solo una vez me había hecho sexo oral y una vez habíamos tirado sin condón -aquella vez de la lluvia que ya conté.
Tiramos de mil formas, siempre sin condón, él arriba mío levantando mis piernas como siempre le gustaba, poniendome en perrito para que pueda jalar de mi pelo, de lado en el borde de la cama para metermela por el culo pero ya con el condón bien puesto y a pesar de todo, faltaba algo. No recuerdo ahora en que momento me vine, solo sé que una vez que me vine, supe que tenía que hacerlo terminar.
Como siempre, solo había una forma para que se viniera. Le metí el dedo por el culo mientras se la chupaba, aunque la verdad, ya había algo en mí que me hacía sentir que todo era obligación, estaba chupandosela pero no estaba disfrutando, ya había tenido mi orgasmo y lo único que quería era tirarme en la cama y terminar de ver la película, cambiarme e irme.
Se vino en mi boca y me levanté al baño, regresé a sentarme a la cama y empecé a cambiarme rápido, no muy rápido pero si, notaba que realmente quería irme.
El entró al baño, se duchó... y mientras él seguía ahí, yo pude oler su ropa, simplemente no olía a nada, bueno, olía a detergente y jabón, no podía identificar su olor, me puse sus zapatos enormes, y me reí.
Estaba casi lista cuando salió del baño diciendo: "Mañana, ¿qué tenías que hacer? tu reunión de la chamba temprano, ¿no? yo creo que si nos quedamos no la haces..."
Y yo lo dejé hablar para que se crea que era EL quien estaba poniendo punto final al encuentro, cuando yo hacía rato que me quería ir. Lo esperé a que se cambie, salimos y ahí fuí a casa.
Me doy cuenta que aún escribiendo esto, no le pongo las ganas de antes, ni los detalles, ni el vacilón que tenía cuando narraba cada paso entre nosotros. Ahora lo veo todo frío, ¿todo claro? El Perverso me da placer, pero una vez que lo obtengo, gracias, hasta ahí nomás.
Vamos a ver que pasa pues.